1). Un caso que movilizó a dos ciudades
Hace un año, al mediodía de un viernes, en pleno centro tucumano, un albañil salió corriendo para pedir auxilio. Acababa de encontrar un cuerpo en el interior de una cisterna ubicada en un inmueble. Así comenzaba a escribirse la historia de uno de los casos más enigmáticos de los últimos tiempos: “El crimen de Chacabuco 59”.
Un femicidio que movilizó a dos ciudades. Un expediente complejo en el que existen indicios para acusar a uno de los cinco sospechosos que tuvo la causa a la que le falta un detalle: saber cuál fue el móvil del asesinato.
El nombre de Laura Gabriela Picciuto (48 años) fue muy conocido en Monteros y en San Miguel de Tucumán. “Era una de las mujeres más bellas que vieron mis ojos. Además, tenía una personalidad impresionante. Jamás me imaginé que terminaría así”, dijo Claudio M., una ex pareja que la recordó con mucho cariño. La última vez que la vieron con vida fue en marzo de 2023. “Sabíamos que no estaba bien. Ella tenía problemas de adicción y estaba sola en el mundo. Tuvo una vida muy infeliz, a pesar de que podría haber conquistado el mundo”, agregó el profesional.
El 12 de mayo, el obrero de la construcción la encontró sin vida. Alguien la había matado de un golpe en la cabeza y ocultado en el interior de una cisterna. De su cuerpo casi no quedaba nada. Hubo que recurrir a pericias genéticas para confirmar que los restos eran de ella.
A partir de ese momento, los cómo inundaron la mente de los tucumanos que se interesaron por el caso. Los investigadores no tardaron en encontrar varias respuestas. A la cisterna la ingresaron por un boquete que habían realizado en el depósito que no tenía agua. Al cuerpo lo envolvieron con frazadas y plásticos. “Es como si lo hubieran cerrado al vacío”, explicó un investigador en esos días. Esa particularidad, permitió abrir la sospecha que el autor del homicidio sabía lo que estaba haciendo. Ahora faltaba determinar quiénes y por qué.
2). Cómo surgieron los primeros indicios
El fiscal Carlos Sale centró su atención en lo que sucedía en el inmueble de la Chacabuco 59. Al frente, había dos locales comerciales, de los cuales sólo uno de ellos estaba alquilado. El otro estaba desocupado porque la peluquera que lo arrendaba decidió irse de manera repentina. Semanas antes de su desaparición, la inquilina habría protagonizado una violenta pelea con Picciuto por el robo que había sufrido en el local.
Para subsistir, Laura Gabriela alquilaba las habitaciones que tenía en un segundo piso. Allí vivían Alfredo Socci (cantante de la banda Pelops y artista) y su pareja Natalia Liberman (empleada legislativa y del Conservatorio Provincial de Música) que le daban refugio a Sofía Alejandra di Gianni (habría sido amante de Socci). El cuarto residente de la casa era Facundo Salomón (oriundo de Córdoba que se ganaba la vida con lo que se le presentaba), última pareja de la víctima. A todos los habitantes de la casa los unían los severos problemas de adicción que sufrían. “La verdad es que era lastimoso verlos. Andaban por la vida como si fueran fantasmas. Muchas veces andaban mendigando porque no tenían para comer”, explicó María Laura Rodríguez.
El día que se produjo el hallazgo del cuerpo, los investigadores encontraron a otras personas en el inmueble. Allí estaban José Luis Fumero (ex marido de la víctima), su asesora legal Luciana Marín y Walter Marchese, el hombre que, según consta en el expediente, había comprado por $ 3 millones y una moto el inmueble. “En poco tiempo la casa tuvo una transformación enorme. La dueña la dejó venir abajo, pero apareció el comprador y la levantó. Le puso mucho dinero y en semanas la transformó totalmente. No sé cual es la situación actual, pero me parece que sigue manejando todo”, dijo Estela Pérez, una vecina.
3). Las razones de cinco detenciones
Di Gianni fue la primera en ser detenida. La Policía encontró en su poder una tarjeta de débito de Picciuto. Ella siempre dijo que la tenía en su poder porque Liberman le había entregado una bolsa con ropa de la víctima.
Con ese hallazgo, se acrecentaron las sospechas contra Socci y Liberman. Ambos relataron su versión de los hechos. Dijeron que ellos habían alquilado una habitación y que tenían una buena relación con la dueña de la propiedad, a la que dejaron de ver porque, supuestamente, había realizado un viaje.
También contaron que en un primer momento Fumero y Marín les habían anticipado que deberían abandonar la casa porque la habían vendido y que la víctima había sido internada para recuperarse de sus problemas.
Luego señalaron que Marchese, de manera violenta, les había exigido que se marcharan semanas antes de que encontraran el cuerpo. Por último, destacaron que la última vez que supieron de “Gaby” fue cuando mantuvo una fuerte discusión con Salomón, cuyo paradero desconocían.
El fiscal Sale consiguió que ambos fueran detenidos. “Esto es una injusticia. Aportamos todo lo que sabíamos y ayudamos a que se esclareciera el caso. Evidentemente somos los acusados perfectos”, aseguró Liberman cuando fue detenida.
El cuarto detenido fue Fumero. El ex esposo de la víctima, que supo gozar de una buena posición económica por ser durante años representante de la única empresa que arreglaba ascensores en la provincia, pero en los últimos años estaba atravesando un mal momento económico. Los investigadores descubrieron que vendió la propiedad sin autorización de Picciutto. Según el acuerdo de divorcio, la casa de Chacabuco quedaba en poder de la víctima porque allí viviría con la hija de ambos. El sospechoso, según la teoría, podría haber acabado con la vida de su ex para poder venderla.
Salomón fue un verdadero misterio hasta que los investigadores lograron detenerlo. Los habitantes de la casa no sabían mucho de él. Sabían que era oriundo de Córdoba y que desde hace años recorría el país en busca de oportunidades. Su desaparición en marzo siempre generó sospecha entre los investigadores. Al sumar indicios en su contra, el fiscal logró que un juez ordenara su detención. El arresto se concretó el 7 de junio en la localidad de Embalse, Río III, donde había nacido.
Los pesquisas se llevaron una sorpresa cuando consultaron a los habitantes sobre su paradero. No sólo indicaron que había arribado a esa localidad a mediados de marzo (se estima que la fecha del crimen fue entre el 8 y el 10 de ese mes), sino que además destacaron que se ganaba la vida haciendo trabajos de albañilería, de pintura y limpieza de cisternas. Ese dato fue confirmado al realizar un buceo en sus redes sociales.
4). Un expediente considerado complejo
El auxiliar Miguel Fernández, siguiendo las instrucciones de Sale, imputó por homicidio a los cinco sospechosos. Estuvieron varios meses con prisión preventiva porque realizaron numerosas pericias para tratar de rearmar el rompecabezas. “Son tantas las medidas que debemos realizar que debemos solicitar que esta causa sea declarada como compleja”, explicó el representante del Ministerio Público cuando logró que un juez le diera más tiempo para manejar el expediente.
Decenas de testimonios, pericias genéticas de muestras recolectadas en prendas y en la vivienda, análisis de celulares, pedido de informes a numerosas entidades, sirvieron para despejar un poco el panorama, pero no encontraron la verdad absoluta. Por esa razón, varios de los imputados fueron abandonando los calabozos que ocupaban hasta que finalmente quedaron en libertad.
Tampoco resultaron ser útiles para complicar procesalmente a Marchese y a Marín, que nunca fueron imputados. Fue inédito el pedido del juez Alejandro Valeros para que la fiscalía profundizará la investigación en contra del comprador de la vivienda y de su asesora.
5). Las cinco teorías del caso
Fueron al menos cinco las teorías que se manejaron a lo largo de un año. Ellas son:
- La venganza: en un primer momento los dedos acusadores apuntaron hacia la peluquera. En un primer momento se pensó que la inquilina era la única persona que había tenido problemas con Picciuto antes de que desapareciera, pero la víctima era conocida en el barrio por su carácter. “Tuvo problemas con muchos vecinos. En los últimos meses esos incidentes eran comunes porque no estaba bien”, explicó Juan Medina. Esta teoría quedó descartada al sumarse varios testimonios que señalan que ella no había peleado con la dueña de casa, sino que habría sido su hija.
- La pista narco: “Siempre pensamos que algo malo pasaba en esa casa. Durante la noche, venía mucha gente, estaban un ratito y después se iban. No voy a negarlo, creíamos que vendían droga”, explicó Fernanda Martínez, otra vecina. Los pesquisas pensaron entonces que la monteriza había sido asesinada porque había descubierto que algunos de sus inquilinos vendían sustancias. Sin embargo, esta hipótesis quedó descartada al comprobarse que los desconocidos eran adictos que habrían concurrido a ese lugar a consumir sustancias.
- Cuestión amorosa: Otra de las teorías que surgieron apuntaba a Liberman. Los pesquisas sabían que había otra mujer en la vida de Socci. En un primer momento se pensó que podría tratarse de Picciutto, pero después se confirmó que era Di Gianni.
- La casa: la situación procesal de Fumero se complicó cuando los pesquisas descubrieron que había vendido la casa sin la autorización de su ex pareja. Pensaron que la había matado con la ayuda de los inquilinos a quienes les podría haber pagado una importante suma de dinero para que lo hicieran. Pero esa teoría fue rápidamente descartada al analizar los movimientos económicos y el estilo de vida que llevan los mencionados antes, durante y después de la muerte de la víctima.
- El femicidio: el haber desaparecido misteriosamente fue la razón por la que los investigadores se fijaron en Salomón, ese enigmático cordobés que vivía de provincia en provincia. Con el correr de los días, se encontraron pruebas de que él había sido el autor del robo del televisor de la peluquería. Esa habría sido la razón por la que hubo una fuerte discusión entre el acusado y Picciuto. Un conflicto que tuvo un final abrupto. Además, de los señalados, era el único que tenía conocimientos sobre albañilería y limpieza de cisternas. Es el único de todos los acusados que sigue detenido por esta causa.
6). Presente y futuro del polémico caso
“Estamos muy cerca de pedir la elevación a juicio de esta causa. Nuestra teoría es que Salomón la mató por una fuerte discusión que tuvieron”, resumió el fiscal Sale en una entrevista con LA GACETA. En los próximos días se hará una audiencia para solicitar que el acusado sea enjuiciado. Por el momento no se incorporó la figura de femicidio como agravante. También es muy probable que se resuelva la situación procesal de los otros cuatro procesados.
“Socci y Liberman están a la espera de su sobreseimiento y su desvinculación de cualquier tipo de responsabilidad penal”, explicó Juan Pablo Bello que, junto a José María Molina, defendieron a la pareja. “A pesar de que sus nombres fueron ensuciados por este caso, ambos están convencidos de que hicieron lo correcto al presentarse ante las autoridades para contar todo lo que sabían. Estuvieron varios meses privados de su libertad y, en realidad, gracias a su testimonio el caso se esclareció”, añadió.
De Di Gianni poco se sabe. Estuvo con problemas legales porque no se presentó para demostrar que seguía ligada al proceso. Todos los problemas, según quedó en claro en varias audiencias, tiene un solo origen, la adicción que tendría. Fumero, que fue el último en recuperar la libertad, de a poco va reconstruyendo su vida.
LA GACETA intentó infructuosamente comunicarse con la hija de Picciuto para saber cuál era su opinión sobre el desarrollo de la causa y conocer la razón por la que nunca habría podido recuperar la vivienda de sus padres que, en principio, seguiría en manos de Marchese. Un inmueble que siempre será recordado como el lugar donde se registró “El crimen de Chacabuco 59” y donde las obras de albañilería fueron retomadas hace unos días.